Desde el nacimiento, el cuerpo humano está en constante cambio.
A partir de los 30 años, la masa muscular se va reduciendo, por lo que el metabolismo se ralentiza. Pero es a partir de los 40 años cuando el metabolismo sufre un mayor cambio, pues el cuerpo pasa a quemar menos calorías cuando se está en reposo.
En el caso de las mujeres, se produce una pérdida progresiva de estrógenos en la etapa de la perimenopausia.
Todos estos cambios favorecen la acumulación de grasa en el cuerpo y, por tanto, que se produzca una notable subida de peso en esta etapa.
Pero ¿qué se puede hacer frente a estos cambios?
Sin duda, la respuesta es llevar hábitos que combinen la realización de actividad física con una buena alimentación. El llevar una alimentación saludable y equilibrada es primordial, y en cuanto a la realización de actividad física, busca una que se adapte a ti y que disfrutes, ya sea salir cada día a caminar un rato, practicar natación, baile, ir a un gimnasio..., pues todas ellas ayudan a activar la circulación y a movilizar las grasas.