Es bien conocido el sistema nervioso central, formado por el cerebro y la médula espinal, sin embargo, existe un segundo cerebro, el intestino, pues tiene su propio sistema nervioso, conocido como sistema nervioso entérico, que está formado por unos 100 millones de neuronas, razón por la que se considera ya a este órgano como un segundo cerebro.
El intestino y el cerebro se comunican a través del nervio vago (parasimpático), el cual pone en circulación informaciones motrices, sensitivas y sensoriales, ya que por el circulan neurotransmisores.
Uno de los neurotransmisores más conocidos es la serotonina, pero en el cerebro solo se sintetiza un 5% de la serotonina de nuestro organismo, el 95% restante se sintetiza en el intestino. La serotonina tiene funciones específicas en el intestino, pues actúa sobre la motricidad, y también es capaz de estimular las defensas inmunológicas del intestino.
Pero lo más importante de la serotonina es que está relacionada con el bienestar y tiene implicaciones directas en síntomas gastrointestinales, por este motivo la alimentación es tan importante, pues en este caso, la serotonina se forma a partir del triptófano (aminoácido esencial) que solo se obtiene a través de la dieta.